Tema: ¿Amamos a las tinieblas o a la luz?
- Michelle Velez
- 3 mar
- 2 Min. de lectura
Por. Jan Carlos Fernández
S.Juan 3:18-19
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Los seres humanos tenemos necesidades básicas. En lo físico, necesitamos agua, alimento y refugio. Sin embargo, también existe la necesidad de vivir para algo, es decir, tener un propósito.Por esta razón, la humanidad está condenada, porque cuando se le presentó Aquel que suple todas estas necesidades, lo rechazaron y prefirieron aferrarse a sus pasiones carnales, las cuales no pueden proveer lo que realmente necesitan, y mucho menos, la vida eterna.
Como humanos, queremos tener el control de todo. Por lo tanto, se nos hace difícil someternos a alguien, en este caso, a Dios, aunque sepamos que Él puede proveernos todo. No queremos sacrificar nuestra voluntad. Esta es la condenación: que amamos más nuestro propio ser, nuestros deseos y las tinieblas más que la luz. No obstante, debemos entender que Dios no solo quiere que vivamos una vida santa, sino que también desea relacionarse con nosotros porque nos ama. Nos amó tanto que envió a su Hijo Unigénito a morir por nosotros para pagar nuestro pecado.
Él es la fuente de vida, nuestro pan de cada día, nuestro refugio en la tormenta y quien nos permite tener un verdadero dominio propio, para que nada nos lleve al desenfreno y podamos vivir una vida plena. Él nos enseña a amar la luz porque nos libera del poder de las tinieblas.
Dios les bendiga.







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