Tema: El requisito para hablar con Dios fluidamente.
- Michelle Velez
- 7 feb 2023
- 2 Min. de lectura
Por. Jan C. Fernadez
Ezequiel 2:1-2
Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.Y luego que me habló, entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba.
Todos quisieramos tener “ el teléfono para hablar con Dios” y la verdad es que sí existe. Ezequiel escuchó la voz de Dios por primera vez, pero para mantenerse conectado a la llamada, El Espíritu Santo entró en Él para que pudiera levantarse. Todos nacemos y crecemos caídos, nuestros rostros se humillan hacia al suelo por culpa de nuestro pecado diario. Sin embargo, cuando aceptamos a Cristo en nuestro corazón somos libres y recibimos al Espíritu Santo. El Espíritu Santo es quién nos permite hablar con Dios en nuestra oración.
Romanos 8:26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Necesitamos una relación con El Espíritu Santo para que nuestras conversaciones con el Padre sean constantes y fluidas. Osea, para que no nos estanquemos y se vuelva una oración monótona. Dios anhela que podamos hablarle cada día con cosas nuevas. Cuando hablamos con nuestros seres queridos, no decimos las mismas palabras una y otra vez, sino que conversamos por amor. Ahora, cómo fortalecemos nuestra relación con ese Espíritu que nos permite escuchar a Dios, pues leyendo la palabra, orando, alabando al Señor con cántigos, escuchando prédicas, sirviendo a nuestro prójimo y haciendo todo lo que hacemos en nuestra vida diaria, pero de manera que honre al Señor.
La palabra es clave para entender qué cosas son agradables al Señor y mientras más apliquemos las escrituras a nuestra vida, más podremos escuchar la voz de Dios. Su voz es clave para que nuestra vida se dirija por el buen camino y así no nos alejaremos de sus principios. Los principios de Dios nos ayudan a vivir saludablemente y nos llevan a alcanzar la prosperidad, pero es necesario el Espíritu Santo. No podemos encajonarlo, sino que debe ser nuestra compañía diaria. Es tiempo de conversar con nuestro Padre. Dios les Bendiga.

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