Tema: Nada dura para siempre excepto...

Por. Jan C. Fernández

Jeremías 50:4-5

"En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, vendrán los hijos de Israel, ellos y los hijos de Judá juntamente; e irán andando y llorando, y buscarán a Jehová su Dios.

[5]Preguntarán por el camino de Sion, hacia donde volverán sus rostros, diciendo: Venid, y juntémonos a Jehová con pacto eterno que jamás se ponga en olvido."

El pueblo de Israel le dio la espalda al Señor, pero Él sabía que un día ellos volverían a poner la mirada en Él. Dios expresa su deseo de que el pueblo decida seguirle con pacto eterno. Por lo tanto, si hay algo que no es perecdero y merece ser atesorado es la salvación en Cristo Jesús. Solo así, tendremos una relación eterna con Dios, por eso vale la pena guardarnos del mal y buscar su rostro porque Él desea estar con nosotros. Sus promesas para nuestra vida tienen propósito eterno, porque pueden llevarnos a ser agentes de transformación en la vida de los que nos rodean.

Sin embargo, tiene que empezar por nuestra decisión, ya Dios envió a su Hijo a morir por nosotros, su amor y misericordia están disponibles, pero si queremos experimentarlo es necesario que nos acercamos a Él. ¿Cómo nos acercamos a Él? Primero, es necesario confesar a Cristo como Señor y Salvador, luego debemos buscar una familia de fe que nos ayude a crecer y tercero es necesario relacionarnos con el Espíritu Santo a través del estudio de la palabra, oración y la adoración. No te afanes por lo que es efímero, porque al final todo se acabará y solo quedará Jesús mismo junto a aquellos que le recibieron.