Tema: Puentes para Cristo

Por. Jan C. Fernández

Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Jesucristo vino a la Tierra para: 1. Demostrar una vida ejemplar. 2. Confrontar la religiosidad de aquel tiempo. 3. Sembrar el amor y la restauración. 4. Guiar a las personas hacia un modo de vida correcto. 5. Morir por nuestros pecados y darnos salvación y acceso al Padre. Jesus es el camino, la verdad y la vida, quien abrió la puerta para que la relación de la humanidad con Dios fuere restaurada y así se expandiera el reino de los cielos en la Tierra. Por lo tanto, Jesús es un ejemplo de un buen puente, pues se mantuvo firme a pesar de todo lo que quiso derrumbarlo. Él estaba iluminado para dirigir el camino, tenía lugar de descanso para quienes transitan y tiene acceso instantáneo al Padre. Es decir, es un puente milagroso o un portal que te lleva al Padre, pero que también tiene un camino que es el camino especial para cada ser humano y Él lo dirige. El es el puente y el GPS.

Efesios 5:1 Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados.

Nosotros, somos puentes también que podemos llevar a otros al puente principal que es Cristo. Cada persona es un puente para la vida de alguien, pero si no nos mantenemos firme en la palabra del Señor, pereceremos nosotros y quiénes transcitan por nosotros. Así que, muchas vidas nos necesitan para llegar al Señor y conocer a su Padre Celestial. A veces somos puentes cortos, que aparecemos en la vida de alguien para que tan solo con una pequeña frase demos el último empujón que necesitan para llegar a Cristo, otros somos puentes intermedios, que acompañan a alguien por un tiempo y lo edifican hasta que llegue a su próximo puente ayudante. No obstante, hay puentes largos que están de la mano con una persona por mucho tiempo hasta que finalmente llegan a Cristo. Es por eso que es importante servir al Señor, recibir mantenimiento espiritual, para que las vidas que vayan a transcitar no perezcan o tomen el rumbo contrario a Jesús.